Las garras de la ludopatía

Escrito por Petra Saviñon
(Mipais.com.do)
Lo que comienza como un pasatiempo inofensivo puede transformarse en un desequilibrio que llega a perjudicar a la familia y a la vida de los adictos al juego.

La inversión de tiempo, energía y dinero en esas actividades aumenta a medida que el individuo se hace cada vez más dependiente del juego para enfrentar la cotidianidad.

La ludopatía como también es llamado ese trastorno, es una enfermedad, se caracteriza por un comportamiento descontrolado con relación a las apuestas, que lleva a las victimas hasta el extremo de perderlo todo, incluso la vida.

Las personas afectadas por este trastorno, normalmente pasan por alguna situación que los lleva a distraerse en el juego y con el tiempo quedan atrapados.

Son muchos los casos de gente que inicia con apuestas con cosas mínimas, como una forma de entretenerse y se hunde la punto hasta de perder su casa y de esta manera el amor y la confianza de la familia que son los que más sufren.

Otros en la desesperación y por el temor de recibir algún castigo que consideran que es peor que la muerte, como por ejemplo, ir a la cárcel, encuentran en el suicidio una forma de escape.

El siquiatra Luis Monegro explica que el jugador compulsivo piensa que su actitud es normal, que es difícil que pueda reconocer que está enfermo y que necesita ayuda.

"El ludópata rara vez admite que está enfermo, cuando alguien trata de darle algún consejo o de querer ayudarlo, piensa que los demás exageran, no van a una consulta por iniciativa propia, sino que son obligados por los familiares", manifiesta

En ocasiones llegan a ganar mucho dinero, eso también puede dar paso a la que se cree la adicción, pero es la posibilidad de perder lo que motiva al ludópata.

"Una persona sana juega, gana y se retira con la ganancia, el ludópata no, por eso cuando gana redobla la apuesta hasta perder el último centavo, sin importarle nada más", expresa el especialista.

El resultado del juego es ganar o perder, lo normal sería que una persona juegue para ganar. El jugador no es consciente de esto, lo hace por sentir una emoción, la misma que causa que se aparte de su entorno y que no consiga ver más allá del juego.

El jugador establece una relación con el objeto de juego, ya sea la máquina tragamonedas, la ruleta, las barajas, las carreras y todos esos “entretenimientos”. Para el adicto los objetos usados en la apuesta o sobre los que se ponen las esperanzas de ganar algún dinero dejan de ser cosas y hasta llegan a tratarlos como personas.

Las principales características que desarrollan esas personas es la de mentir y manipular, con una gran capacidad de convencimiento y pueden llegar a robar y a estafar.

Monegro explicó que existen terapias individuales y grupales para el restablecimiento y la prevención de esta alteración y pide a las familias que pasen por este problema que en lugar de alejarse, traten de buscar ayuda profesional de cualquier modo.
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