Cuatro muertos en Buenos Aires en choques civiles-inmigrantes
BUENOS AIRES. AFP. Horas de pánico, tiroteos e incendios se vivían entre la noche del viernes y la madrugada del sábado por choques entre vecinos e inmigrantes sin techo que ocuparon un parque de Buenos Aires convertido en tierra de nadie, con saldo de 4 muertos y decenas de heridos.
El Parque Indoamericano fue otra vez campo de batalla cuando centenares de lugareños, apoyados por grupos de choque, cruzaron las rejas y barreras del paseo recreativo para desalojar por la fuerza a los intrusos y prenderle fuego a su tiendas de campaña, en la cuarta jornada de enfrentamientos.
"¡Ahora se ve quiénes son los violentos!", gritaba en tono acusatorio uno de los ocupantes del Parque, con el rostro semicubierto con un pasamontaña, al frente de centenares de hombres, mujeres y niños sin vivienda.
El combate cuerpo a cuerpo se libró sin policía a la vista, debido a que el Gobierno la retiró tras anunciar que evitará a toda costa un muerto por represión. Pero los vecinos claman por ayuda y uno de ellos, que sólo aceptó identificarse como Fernando, habitante hace 48 años del barrio, dijo que "la sensación que se vive es de miedo".
"Y ahora que se fueron las cámaras (de la televisión y de reporteros gráficos), puede pasar cualquier cosa", agregó, tras ser agredidos periodistas a golpes y destrozados móviles de la TV.
Una mujer suplicaba a gritos: "¡Queremos que vuelva la policía!", en medio de la confusión y el temor, alrededor del Parque que tiene 230 hectáreas, en el sector más desfavorecido de la ciudad, aunque en las cercanías están las lujosas instalaciones del estadio internacional de tenis 'Parque Roca'.
Civiles armados actúan en el barrio e incluso algunos de ellos fueron identificados como 'barrabravas' (grupos violentos) del fútbol.
"Estamos negociando con el Gobierno que nos den tierras y viviendas para terminar con este conflicto", reveló Juan Carlos Alderete, líder de una agrupación de pobres y desocupados.
En medio de lluvias de piedras y disparos intermitentes, una marcha vecinal para protestar por la ocupación --que comenzó el martes pasado-- derivó en el ingreso por oleadas de grupos hostiles en el Parque para expulsar a los intrusos.
"No podemos entrar con las ambulancias para retirar heridos al Parque porque somos atacados a balazos. Le dispararon a una ambulancia", dijo Alberto Crescenti, director del Servicio de Emergencias de Salud.
Al caer la noche, se veían a la distancia columnas de humo de las carpas ardientes en el área descampada, sin iluminación artificial, rodeada de edificios populares denominados 'monoblocks' y asentamientos.
Súbitamente, entre las sombras del parque, apareció un grupo de hombres que llevaba a un hombre que recibió una herida de bala y lo cargó en una de las ambulancias que permanecía en la zona periférica.
"¡Nos dijeron fuera bolivianos, vuelvan a su país. A mi marido lo mataron peor que un animal!", lloraba en la puerta de un hospital de la zona Elizabeth Valderrama, viuda de Juan Quispe, ciudadano boliviano muerto de un balazo la noche del miércoles.
Algunos ocupantes, encapuchados, le contaban a la prensa que los atacantes proferían arengas xenófobas contra bolivianos y paraguayos, cuyas comunidades integran centenares de miles de personas en Argentina.
¡Fuego!
Los vecinos bonaerenses no sólo trataron de desalojar a los intrusos, acción en las que decenas resultaron heridos, sino que le prendieron fuego al lugar como forma de evitar que vuelvan a refugiarse en el parque
El Parque Indoamericano fue otra vez campo de batalla cuando centenares de lugareños, apoyados por grupos de choque, cruzaron las rejas y barreras del paseo recreativo para desalojar por la fuerza a los intrusos y prenderle fuego a su tiendas de campaña, en la cuarta jornada de enfrentamientos.
"¡Ahora se ve quiénes son los violentos!", gritaba en tono acusatorio uno de los ocupantes del Parque, con el rostro semicubierto con un pasamontaña, al frente de centenares de hombres, mujeres y niños sin vivienda.
El combate cuerpo a cuerpo se libró sin policía a la vista, debido a que el Gobierno la retiró tras anunciar que evitará a toda costa un muerto por represión. Pero los vecinos claman por ayuda y uno de ellos, que sólo aceptó identificarse como Fernando, habitante hace 48 años del barrio, dijo que "la sensación que se vive es de miedo".
"Y ahora que se fueron las cámaras (de la televisión y de reporteros gráficos), puede pasar cualquier cosa", agregó, tras ser agredidos periodistas a golpes y destrozados móviles de la TV.
Una mujer suplicaba a gritos: "¡Queremos que vuelva la policía!", en medio de la confusión y el temor, alrededor del Parque que tiene 230 hectáreas, en el sector más desfavorecido de la ciudad, aunque en las cercanías están las lujosas instalaciones del estadio internacional de tenis 'Parque Roca'.
Civiles armados actúan en el barrio e incluso algunos de ellos fueron identificados como 'barrabravas' (grupos violentos) del fútbol.
"Estamos negociando con el Gobierno que nos den tierras y viviendas para terminar con este conflicto", reveló Juan Carlos Alderete, líder de una agrupación de pobres y desocupados.
En medio de lluvias de piedras y disparos intermitentes, una marcha vecinal para protestar por la ocupación --que comenzó el martes pasado-- derivó en el ingreso por oleadas de grupos hostiles en el Parque para expulsar a los intrusos.
"No podemos entrar con las ambulancias para retirar heridos al Parque porque somos atacados a balazos. Le dispararon a una ambulancia", dijo Alberto Crescenti, director del Servicio de Emergencias de Salud.
Al caer la noche, se veían a la distancia columnas de humo de las carpas ardientes en el área descampada, sin iluminación artificial, rodeada de edificios populares denominados 'monoblocks' y asentamientos.
Súbitamente, entre las sombras del parque, apareció un grupo de hombres que llevaba a un hombre que recibió una herida de bala y lo cargó en una de las ambulancias que permanecía en la zona periférica.
"¡Nos dijeron fuera bolivianos, vuelvan a su país. A mi marido lo mataron peor que un animal!", lloraba en la puerta de un hospital de la zona Elizabeth Valderrama, viuda de Juan Quispe, ciudadano boliviano muerto de un balazo la noche del miércoles.
Algunos ocupantes, encapuchados, le contaban a la prensa que los atacantes proferían arengas xenófobas contra bolivianos y paraguayos, cuyas comunidades integran centenares de miles de personas en Argentina.
¡Fuego!
Los vecinos bonaerenses no sólo trataron de desalojar a los intrusos, acción en las que decenas resultaron heridos, sino que le prendieron fuego al lugar como forma de evitar que vuelvan a refugiarse en el parque