Por la unidad del PRD

Escrito por: Hipólito Mejía

Mucha gente tiene el temor de que el PRD se divida, como consecuencia de la contienda interna en que nos encontramos, con miras a la convención que deberá escoger al candidato presidencial para las elecciones del 2012.

He leído en diarios y visto en televisión artículos y análisis de intelectuales del partido y de personas de los medios de comunicación con estas preocupaciones.

Es cierto que hay una historia política marcada por las divisiones y la autodestrucción, a la que los perredeístas no hemos sido ajenos.

El propio líder del partido, José Francisco Peña Gómez, vivió momentos dramáticos, con Antonio Guzmán y con Jacobo Majluta. Esas diferencias y divisiones las hemos sufrido y el partido ha perdido elecciones, en parte por ellas.

Alguna gente se ha cansado y retirado, más por las incomprensiones que por la falta de efectividad y eficiencia cuando hemos llegado al poder.

Los protagonistas somos otros ahora. Se podrá argumentar que los ánimos y los sentimientos se cruzan y casi nos colocan en caminos parecidos a los del pasado.

Sin embargo, quiero decir que los perredeístas tienen ansias de retornar al poder para brindarle a este país un ejemplo de que es posible administrar bien un Estado, con decencia y prudencia, luego de 8 años con Leonel Fernández, en los que ha consumido un promedio de 800 mil millones de pesos en cada uno de sus dos gestiones gubernamentales, sin dejar ningún problema nacional de importancia resuelto.

El PRD debe fortalecerse, y alejar lo más posible el fantasma de la división. La unidad es una de las cartas del triunfo de los perredeístas en las próximas elecciones. He vivido y sufrido, en el pasado reciente, situaciones que afectaron a mi partido. He reconocido mi error, que es algo consustancial al ser humano, y especialmente en la política. Sin embargo, creo que la situación de hoy del PRD es diferente.

Hemos elegido una Comisión Organizadora de la Convención fuera de toda sospecha de parcialidad. Hace falta fortalecer ese equipo, y lo haremos. Que a nadie le quepa duda. El presidente del PRD sabe el compromiso que tiene con la unidad de nuestra organización, en condiciones en que él aspira a ser candidato y es uno de los principales dirigentes del PRD.

Estoy seguro de que la cordura, la ecuanimidad y el sentido político del momento en que se encuentra el país, la sociedad demanda de un PRD en la oposición firme en su rol aglutinador de las demandas de los ciudadanos y ciudadanas.

El sentimiento que existe, y que descubro en los encuentros cotidianos que tengo con los perredeístas y la gente auténtica y democrática del país, es de desintegración.

El país se cae a pedazos, se desmorona con la vergüenza por la pobreza, el robo de los funcionarios, la falta de empleo, la delincuencia, la droga, la escasa y casi nula oportunidad para los jóvenes, la falta de producción, la precariedad de servicios como el agua, la energía eléctrica y la bajísima calidad de la educación.

He asimilado el deseo de cambio de la gente. Carezco de delirio de grandeza y de ostentación. No he acumulado fortuna, no he robado ni matado, ni he consentido patrañas con los recursos del pueblo. Cualquier diferencia que pueda existir, y que existe entre los perredeístas, es insignificante ante la impostergable necesidad de salir de la desvergüenza y desmoralización de la gestión de Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana.

En los ocho años que lleva el PRD fuera del poder el país ha derramado lágrimas de sangre. Y esto no es simple cuento. Por eso se acabó, porque era insostenible, la consigna de “E pa’ lante que vamos”, porque los propios autores se convencieron de que el país ha retrocedido, ha caído en una trampa, y se encuentra en franco proceso de descomposición. Y eso, lo vamos a detener nosotros, los perredeístas.

Invito a mis compañeros de partido, en especial a Miguel Vargas, a reflexionar sobre estos temas, analizar el mejor desempeño del PRD, y a que formemos una alianza –sin dejar de lado las diferencias- para mantener unido a nuestro partido, alcanzar el poder en el 2012 y comenzar a cumplir los sueños de prosperidad, trabajo, libertad y bienestar que siempre soñó nuestro José Francisco Peña Gómez. Ese es mi compromiso y soy un hombre de palabra.
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