Habla la rabia


Por: Glennys González.
Uno acumula rabia aunque no quiera. Seguro que esta quincena tendré que poner al menos mil pesos más. La pasada fueron setecientos…nadie sabe cuánto más tendré que poner cada vez que hago la compra, y eso es comprando las mismas cosas.

Nadie tiene que ver con eso, ni a nadie le interesa poner régimen alguno al relajo de los precios. Mientras tanto, compro. Pero llego a mi casa y no hay luz. Cuando decido salir y dar una vuelta para despejar la cabeza, una vez más, otro vehículo me ha bloqueado el carro y pienso: ¿Cuánto más hay que hablar?

Trago en seco, salgo, respiro. Pienso en el tema del dinero, la sobrevaluación, y el descontrol. ¿A dónde es que iremos a parar? ¿Hasta la cuánta es? Mi pensamiento desemboca en los antivalores, el abuso y el desorden que tienen aquellos, los de allá arriba; los altos, que han terminado por desesperanzar al resto; hay razones de más para sentirse burlado.

Mi mente anda sumergida en la rabia contenida. Entiéndanme, este cuento es más largo, no termina y se repite cada día. Pero ya no quiero escribir más, porque ¿Y para qué?
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