López Ynoa pide que no se detenga el proceso de renovación de funcionarios en la administración pública
R. A. López Ynoa (Cortesía de El Expreso del Sur)
En mi publicación anterior expuse que en Barahona se requería de un equipo de administradores públicos que, respondiendo a las directrices de la cúpula política de la provincia, mire hacia las bases del partido y garantice la retención del poder en 2012 del Partido de la Liberación Dominicana. Eso dije.
Hoy debo decir que en los nombramientos gubernamentales más recientes habidos en Barahona parece haber un designio político aglutinador que procura garantizar que en el funcionariado local se responda a la visión y a la práctica política de los mejores intereses partidarios.
De ahí que se ha visto que con estos nombramientos se están colocando a personas comprometidas con el Partido y plenamente identificadas con el compromiso de que el PLD siga en la dirección del Estado más allá del 2012.
El inicio de esta renovación en la administración pública no debe detenerse, máxime en aquellas instituciones locales de fuertes impactos sociales y políticos cuyos incumbentes no han sabido o querido responder a la esperanza insatisfecha de una sociedad que aún está a la espera de un mejor desempeño de esas instituciones.
Y no pueden responder a las expectativas sociales porque son funcionarios que ya agotaron su modelo de dirección y se han anquilosado y ya no tienen nada nuevo que aportar retrotrayendo a las instituciones que encabezan a un funcionamiento por inercia poniendo en peligro la continuidad en esta provincia de la actual gestión gubernamental.
Y no responden a las expectativas partidarias porque entienden como suyas las oficinas que encabezan y sólo satisfacen sus intereses inmediatos y personales en contra de los partidarios, ignorando que un nombramiento, una simple atención o la satisfacción de algún servicio, tienen sus implicaciones políticas que ha de beneficiar o perjudicar al Partido según se haya actuado.
Así, cuando se requiera de la participación política de la gente de esas áreas administrativas estatales, no se le podrá requerir de sus servicios partidarios, porque pudiéndosele haberle dado algo, nada se le dio.
Los nuevos nombramientos están siendo realizados con una clara visión política de lo que se quiere, pero aún falta llenar el vacío existente en esas instituciones de fuertes incidencias públicas cuyos gerentes han perdido la noción política de sus cargos.
En mi publicación anterior expuse que en Barahona se requería de un equipo de administradores públicos que, respondiendo a las directrices de la cúpula política de la provincia, mire hacia las bases del partido y garantice la retención del poder en 2012 del Partido de la Liberación Dominicana. Eso dije.
Hoy debo decir que en los nombramientos gubernamentales más recientes habidos en Barahona parece haber un designio político aglutinador que procura garantizar que en el funcionariado local se responda a la visión y a la práctica política de los mejores intereses partidarios.
De ahí que se ha visto que con estos nombramientos se están colocando a personas comprometidas con el Partido y plenamente identificadas con el compromiso de que el PLD siga en la dirección del Estado más allá del 2012.
El inicio de esta renovación en la administración pública no debe detenerse, máxime en aquellas instituciones locales de fuertes impactos sociales y políticos cuyos incumbentes no han sabido o querido responder a la esperanza insatisfecha de una sociedad que aún está a la espera de un mejor desempeño de esas instituciones.
Y no pueden responder a las expectativas sociales porque son funcionarios que ya agotaron su modelo de dirección y se han anquilosado y ya no tienen nada nuevo que aportar retrotrayendo a las instituciones que encabezan a un funcionamiento por inercia poniendo en peligro la continuidad en esta provincia de la actual gestión gubernamental.
Y no responden a las expectativas partidarias porque entienden como suyas las oficinas que encabezan y sólo satisfacen sus intereses inmediatos y personales en contra de los partidarios, ignorando que un nombramiento, una simple atención o la satisfacción de algún servicio, tienen sus implicaciones políticas que ha de beneficiar o perjudicar al Partido según se haya actuado.
Así, cuando se requiera de la participación política de la gente de esas áreas administrativas estatales, no se le podrá requerir de sus servicios partidarios, porque pudiéndosele haberle dado algo, nada se le dio.
Los nuevos nombramientos están siendo realizados con una clara visión política de lo que se quiere, pero aún falta llenar el vacío existente en esas instituciones de fuertes incidencias públicas cuyos gerentes han perdido la noción política de sus cargos.