Izquierda dominicana se quedó anclada en el pasado
Por: Roberto Cassá
(GUASABARAeditor)
El historiador y director del Archivo General de la Nación, Roberto
(GUASABARAeditor)
El historiador y director del Archivo General de la Nación, Roberto
Cassá, afirmó este jueves en El Gobierno de la Tarde que los movimientos de Izquierda en el país nunca renovaron sus propuestas e ideales, lo que provocó que se quedaran desfasados y anclados en el pasado.
Al juicio del historiador, la Izquierda criolla demostró serias limitaciones en cuanto a la consistencia para mantenerse actualizada en el tiempo.
“Hoy día los jóvenes no entienden qué es la Izquierda y no los culpo por el desinterés. La Izquierda quedó anclada en el pasado y nunca se renovó”, señaló Cassá.
Entiende que este movimiento no ha producido una propuesta productiva para la sociedad, por lo que en la actualidad no componen una fuerza principal en el país.
Sobre los 30 años de dictadura trujillista, el director del Archivo General de la Nación recordó que siempre ha estado opuesto a ese periodo porque, según él, esa época fue nefasta e innecesaria.
Adelantó que sobre la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo se recopilan todas las informaciones y serán presentadas en tres tomos completos, con los cuales se proyecta presentar al país muchos detalles y acontecimientos de la tiranía que pernacen sin revelar.
Al juicio del historiador, la Izquierda criolla demostró serias limitaciones en cuanto a la consistencia para mantenerse actualizada en el tiempo.
“Hoy día los jóvenes no entienden qué es la Izquierda y no los culpo por el desinterés. La Izquierda quedó anclada en el pasado y nunca se renovó”, señaló Cassá.
Entiende que este movimiento no ha producido una propuesta productiva para la sociedad, por lo que en la actualidad no componen una fuerza principal en el país.
Sobre los 30 años de dictadura trujillista, el director del Archivo General de la Nación recordó que siempre ha estado opuesto a ese periodo porque, según él, esa época fue nefasta e innecesaria.
Adelantó que sobre la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo se recopilan todas las informaciones y serán presentadas en tres tomos completos, con los cuales se proyecta presentar al país muchos detalles y acontecimientos de la tiranía que pernacen sin revelar.
“Todo historiador está contaminado por el contexto, la historia objetiva no existe”, afirmó Cassá al referirse a las distintas formas en que los diferentes historiadores abordan un mismo fenómeno histórico. historia.
Reconoce que en el periodo trujillista se hizo incapié en la modernidad, institucionalidad y avances materiales, pero resalta que todo eso se empaña con el retroceso democrático que se vivió producto de la tiranía. http://www.z101digital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=9031:r
Para mí la izquierda dominicana existe, ha existido, y lo que no sé es si existirá en el futuro porque, desgraciadamente, no controlo los futuribles. Coincido con los datos y argumentos esgrimidos para diagnosticar su fracaso histórico.
Lo que ocurre es que una izquierda es considerada falsa o verdadera si se parte de unos determinados parámetros. Para un anarquista cualquier relación con el poder es contaminante y los que lo hacen son una falsa izquierda. Para un trotskista lo será centrarse en aspectos nacionalistas que no impulsen la revolución permanente socialista a escala mundial.
Para los seguidores confesos o no del estalinismo, lo importante es mantener un poder socialista en un país, que sirva de bastión para impulsar la revolución en otros países, pero toda lucha nacional debe subordinarse a los intereses de ese foco de la “dictadura del proletariado”.
Y como se comprobó dolorosamente en Europa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el peor adversario puede ser otra izquierda existente, caso de la socialdemocracia, declarada por Stalin (después del pacto con Ribbentrop) los social traidores y el enemigo principal.
La izquierda debe admitir como un hecho fehaciente, que no hay una izquierda sino izquierdas, que nuestro campo es plural, variado, diverso, que somos muchas familias con padres y madres espirituales variopintos, pero todos con una meta común: construir un mundo mejor, más igualitario y más libre.
La corriente política de izquierda -que existe y no es falsa, sino minoritaria y aislada de las masas-, tiene que tomar conciencia que su mayor error ha sido optar por un radicalismo que la lleva a aislarse en cenáculos puristas de iluminados sectarios
También otro gran error es tratar de superar ese esencialismo con una práctica del “entrismo” sin pies ni cabeza, que considera que cuando se participa en puestos gubernamentales con ello ya se está contribuyendo a mejorar la sociedad. Oportunismo vacuo cuando una vez alcanzado esos puestos no hacen nada que los distinga de los que tienen las llaves del poder.
Nunca he ocultado que para mí la lucha política de la izquierda debe ser promover la lucha democrática de clases. Combinar de manera inteligente la lucha por reformas graduales con la creación de organizaciones populares, sectoriales, de mujeres, de vecinos, de cooperativas de consumo y producción, de pequeños préstamos, etc.
Es participando en ellas que deben educarse políticamente y disciplinarse sus miembros, no sólo en teoría sino en la luchas cotidianas y en la gestión eficaz de sus organizaciones de todo tipo.
De allí surgirá el personal político capaz que sustituya a esta “clase política reinante”.
La izquierda existe, con todas sus miserias y debilidades.
La izquierda es verdadera, en tanto en cuanto reconoce que esta “república corrupta”, debe ser superada por otro tipo de sociedad basada en la dignidad del hombre y en la búsqueda del bien común o colectivo.
La cuestión pendiente, es dar respuesta eficaz y en los hechos, a la pregunta: ¿Cómo hacerlo? http://www.hoy.com.do/opiniones
Lo que ocurre es que una izquierda es considerada falsa o verdadera si se parte de unos determinados parámetros. Para un anarquista cualquier relación con el poder es contaminante y los que lo hacen son una falsa izquierda. Para un trotskista lo será centrarse en aspectos nacionalistas que no impulsen la revolución permanente socialista a escala mundial.
Para los seguidores confesos o no del estalinismo, lo importante es mantener un poder socialista en un país, que sirva de bastión para impulsar la revolución en otros países, pero toda lucha nacional debe subordinarse a los intereses de ese foco de la “dictadura del proletariado”.
Y como se comprobó dolorosamente en Europa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el peor adversario puede ser otra izquierda existente, caso de la socialdemocracia, declarada por Stalin (después del pacto con Ribbentrop) los social traidores y el enemigo principal.
La izquierda debe admitir como un hecho fehaciente, que no hay una izquierda sino izquierdas, que nuestro campo es plural, variado, diverso, que somos muchas familias con padres y madres espirituales variopintos, pero todos con una meta común: construir un mundo mejor, más igualitario y más libre.
La corriente política de izquierda -que existe y no es falsa, sino minoritaria y aislada de las masas-, tiene que tomar conciencia que su mayor error ha sido optar por un radicalismo que la lleva a aislarse en cenáculos puristas de iluminados sectarios
También otro gran error es tratar de superar ese esencialismo con una práctica del “entrismo” sin pies ni cabeza, que considera que cuando se participa en puestos gubernamentales con ello ya se está contribuyendo a mejorar la sociedad. Oportunismo vacuo cuando una vez alcanzado esos puestos no hacen nada que los distinga de los que tienen las llaves del poder.
Nunca he ocultado que para mí la lucha política de la izquierda debe ser promover la lucha democrática de clases. Combinar de manera inteligente la lucha por reformas graduales con la creación de organizaciones populares, sectoriales, de mujeres, de vecinos, de cooperativas de consumo y producción, de pequeños préstamos, etc.
Es participando en ellas que deben educarse políticamente y disciplinarse sus miembros, no sólo en teoría sino en la luchas cotidianas y en la gestión eficaz de sus organizaciones de todo tipo.
De allí surgirá el personal político capaz que sustituya a esta “clase política reinante”.
La izquierda existe, con todas sus miserias y debilidades.
La izquierda es verdadera, en tanto en cuanto reconoce que esta “república corrupta”, debe ser superada por otro tipo de sociedad basada en la dignidad del hombre y en la búsqueda del bien común o colectivo.
La cuestión pendiente, es dar respuesta eficaz y en los hechos, a la pregunta: ¿Cómo hacerlo? http://www.hoy.com.do/opiniones