¿Hasta cuándo seguirá la criminalidad dominando a Barahona?
Mucho se ha hablado de que Barahona es una ciudad en la que la criminalidad campea por sus fueros, y que es una de las ciudades más violenta del país, sin que haya alguien, sin que aparezca algo, que haga algo para detenerla, o por lo menos, dominarla y reducirla a la mínima expresión.
No pasa un día, no pasan dos horas, no importa que sean las doce del día, las siete de la noche, sin que se reporten hechos deleznables, acciones violentas en contra de barahoneros, de ciudadanos, que el único error que cometen es el de caminar las calles a las que tienen derecho a transitar.
La antropóloga Tahira Vargas ha dicho que la violencia que afecta a República Dominicana es el resultado combinado de la pérdida de figuras de autoridad resquebrajadas por la corrupción, la tradición de resolver los conflictos en todos los ámbitos con enfrentamientos y el ejercicio del autoritarismo en perjuicio del diálogo y la democracia.
Creemos que sociedades en las que no están acentuados esos factores citados por la experta, se dan altos niveles de violencia en todos los estamentos de la sociedad.
Se debería auscultar con más detenimiento el fenómeno de la violencia en nuestra sociedad, sin que se ignoren los elementos señalados por la antropóloga.
Mientras las soluciones preventivas llegan, se debe resolver el problema existente. No podemos continuar así. Se debe de hacer algo que permita que el ciudadano realice sus actividades sin el sobresalto de que en cualquier momento puede ser atracado.
No se debe de permitir que el imperio de la delincuencia sea el que domine la psiquis social del barahonero, que sea el atraco, el robo, el hurto, la noticia de portada de los diarios locales, en contraposición de la cultura de paz, del diálogo, de la sana convivencia, a la que todos tenemos derecho.
Muchas vidas valiosas se han perdido en la turbulencia delincuencial que arropa la sociedad barahonera. Y lo peor es que esto ocurre sin que nadie pague por sus hechos, sin que ningún organismo de seguridad ciudadana se perturbe ante el desafío de los delincuentes.
Recientemente fue víctima una valiosa y humilde trabajadora del ayuntamiento de Barahona. Regresaba a su casa luego de realizar sus labores. Murió a manos de los delincuentes, y aún no se sabe, ni se sabrá, quiénes fueron los que le segaron su vida.
Hasta los cristianos-evangélicos han levantado su voz de alarma.
Un ministro pentecostal, reverendo Julio César Castillo, dijo recientemente ante cientos de presentes en el cementerio de esta ciudad, que otras comunidades se han unido en contra de la delincuencia y han obtenido buenos resultados. Dijo no entender por qué en Barahona no se hace lo mismo ya que en estos momentos es una de las ciudades más violentas del país.
No somos partidarios de tomar la justicia por nuestras propias manos, como ya ha ocurrido en comunidades cercanas a nosotros.
Por eso, deben ser los organismos encargados de la seguridad ciudadana, apoyados por la ciudadanía, los que ejecuten planes en todas las direcciones para retornarles a los barahoneros la tranquilidad de la que gozábamos tiempos atrás./Editorial del diario digital "El expreso del sur.com".-
No pasa un día, no pasan dos horas, no importa que sean las doce del día, las siete de la noche, sin que se reporten hechos deleznables, acciones violentas en contra de barahoneros, de ciudadanos, que el único error que cometen es el de caminar las calles a las que tienen derecho a transitar.
La antropóloga Tahira Vargas ha dicho que la violencia que afecta a República Dominicana es el resultado combinado de la pérdida de figuras de autoridad resquebrajadas por la corrupción, la tradición de resolver los conflictos en todos los ámbitos con enfrentamientos y el ejercicio del autoritarismo en perjuicio del diálogo y la democracia.
Creemos que sociedades en las que no están acentuados esos factores citados por la experta, se dan altos niveles de violencia en todos los estamentos de la sociedad.
Se debería auscultar con más detenimiento el fenómeno de la violencia en nuestra sociedad, sin que se ignoren los elementos señalados por la antropóloga.
Mientras las soluciones preventivas llegan, se debe resolver el problema existente. No podemos continuar así. Se debe de hacer algo que permita que el ciudadano realice sus actividades sin el sobresalto de que en cualquier momento puede ser atracado.
No se debe de permitir que el imperio de la delincuencia sea el que domine la psiquis social del barahonero, que sea el atraco, el robo, el hurto, la noticia de portada de los diarios locales, en contraposición de la cultura de paz, del diálogo, de la sana convivencia, a la que todos tenemos derecho.
Muchas vidas valiosas se han perdido en la turbulencia delincuencial que arropa la sociedad barahonera. Y lo peor es que esto ocurre sin que nadie pague por sus hechos, sin que ningún organismo de seguridad ciudadana se perturbe ante el desafío de los delincuentes.
Recientemente fue víctima una valiosa y humilde trabajadora del ayuntamiento de Barahona. Regresaba a su casa luego de realizar sus labores. Murió a manos de los delincuentes, y aún no se sabe, ni se sabrá, quiénes fueron los que le segaron su vida.
Hasta los cristianos-evangélicos han levantado su voz de alarma.
Un ministro pentecostal, reverendo Julio César Castillo, dijo recientemente ante cientos de presentes en el cementerio de esta ciudad, que otras comunidades se han unido en contra de la delincuencia y han obtenido buenos resultados. Dijo no entender por qué en Barahona no se hace lo mismo ya que en estos momentos es una de las ciudades más violentas del país.
No somos partidarios de tomar la justicia por nuestras propias manos, como ya ha ocurrido en comunidades cercanas a nosotros.
Por eso, deben ser los organismos encargados de la seguridad ciudadana, apoyados por la ciudadanía, los que ejecuten planes en todas las direcciones para retornarles a los barahoneros la tranquilidad de la que gozábamos tiempos atrás./Editorial del diario digital "El expreso del sur.com".-