Policia retorna a tiempos de de los 12 años de Balaguer; Apresa madre para que se entregue hijo
SANTO DOMINGO. La Policía arrestó sin orden judicial a la madre de un joven que estaría vinculado con las muertes de dos hombres que aparecieron decapitados en una carretera de San Cristóbal, el pasado sábado.Los familiares de María Altagracia Benítez, de 48 años, dijeron que unos diez agentes policiales, acompañados de un fiscal, llegaron a la casa de la prevenida a eso de la 1:00 de la tarde, buscando a su hijo Aneudys Reyes, de 26 años, y al no encontrar a éste se la llevaron a ella.
La familia vive en la calle Tercera 86, del Barrio 27 de Febrero, y dos jovencitas menores de edad quedaron solas tras el arresto de su progenitora, dijo Carmen Benítez, hermana de María Altagracia. La Policía también interrogó en la casa a una hija de la señora Benítez que apenas 12 años.
Aunque el fiscal ni los investigadores dijeron a la familia los motivos por los que buscaban al joven, LISTIN DIARIO estableció que quieren investigarlo sobre los asesinatos de los dos muchachos, ambos de 21 años, que aparecieron decapitados y sus manos cortadas en la carretera Nizao-San Cristóbal.
"No tenían que llevarse a mi hermana, ella ni nadie aquí en la casa sabe nada de lo que pudio hacer su hijo en la calle", dijo Carmen Benítez, hermana de la detenida. Agregó que la señora se encuentra presa en el Palacio de la Policía y que anoche pudieron hablar con ella.
Los familiares y la junta de vecinos del barrio 27 de Febrero rechazaron el arresto de doña María Altagracia, quien pertenece a una congregación evangélica cuya iglesia está al frente de su casa.
"Esa es la manera de presionar para que se entregue un sospechoso, arrestando a una mujer que tiene dos niñas menores de edad y que han quedado solas en su casa", dijo Marcos Pérez, del Club Héctor J. Díaz.
Los investigadores policiales tienen varias pistas sobre los asesinatos de Nizao, San Cristóbal, donde los primos Marcos Figueroa Ferreira y Vladimir Paulino Consuegra, quienes fueron ejecutados de un tiro en la nuca cada uno y los cuerpos incinerados tras haberlos desmembrados.