El Bulevar de la vida
Por: Pablo McKinney
El gobierno anuncia la creación de un fondo para cambiar seis mil unidades vehiculares a empresarios del transporte. Los recursos saldrían del pago de un peso por cada galón de gasolina. El costo de todo esto supera con creces los mil millones de pesos.
Pero no termina uno de leer esa nota, cuando se entera que próximamente el Estadio Quisqueya estará listo luego de su millonaria reparación de cada verano a cuenta del Estado dominicano, es decir de los dineros que como impuestos pagamos los dominicanos.
Dos grupos empresariales, el primero de transportistas y el segundo de dueños de empresas deportivas (equipos) reciben para su labor empresarial privada unos fondos del Estado que somos todos. Ración de Boa.
En el primer caso, hay un admitido temor ante los empresarios del transporte, por la demostrada capacidad de estos para dañar gobiernos a través de la organización de desordenes violentos de todo tipo, incluida la quema de ciudadanos y de vehículos cuando ha sido necesario. El otro caso se explica con la máxima del pan y el circo.
Si en el país falta el pan porque falta el empleo, entonces, que no falte el circo. Eso lo saben los empresarios del deporte y lo sabe el gobierno, por eso la ración de Boa es en este país una institución más sólida que Baninter, cuando era Baninter.
Hasta aquí vamos mal. Pero el asunto se pone peor, cuando nos encontramos con la eficiencia recaudadora del Estado frente al empresario que con mucho esfuerzo y "un par" trata de sobrevivir económicamente. No hay descanso ni escapatoria. En recaudación somos ejemplo en el continente.
Pero no es justa tanta eficiencia recaudatoria sobre la clase media, fuente originaria del club de los pendejos, y al mismo tiempo tanta mano suelta para sectores varios porque falta el pan y no puede faltar el circo, o lo que es peor, porque unos sindicatos empresariales con sus malos juegos de violencia y extorsión, pueden dañar a un gobierno e impedir triunfos electorales. Joder, don Radha.
Aquí todo se justifica y explica menos la política de acoso y derribo contra los sectores de la amplia clase media que lleva en sus espaldas todo el peso del país y sus horrores. Ya es tiempo de decirlo y pensar en algo para hacer: Así no podemos, profesor, así no podemos.
Aquí, la ley no puede ser tan solo una vaina que, en manos de injustos, sirva a penas para joderle la existencia al hombre honrado y su familia.
Algo tenemos que hacer desde el club de los pendejos: Ser decente y honesto no puede salir tan caro, aunque este sea ya, !quién puede negarlo!, el tiempo gris de los ladrones. (pablomckinney.com)
El gobierno anuncia la creación de un fondo para cambiar seis mil unidades vehiculares a empresarios del transporte. Los recursos saldrían del pago de un peso por cada galón de gasolina. El costo de todo esto supera con creces los mil millones de pesos.
Pero no termina uno de leer esa nota, cuando se entera que próximamente el Estadio Quisqueya estará listo luego de su millonaria reparación de cada verano a cuenta del Estado dominicano, es decir de los dineros que como impuestos pagamos los dominicanos.
Dos grupos empresariales, el primero de transportistas y el segundo de dueños de empresas deportivas (equipos) reciben para su labor empresarial privada unos fondos del Estado que somos todos. Ración de Boa.
En el primer caso, hay un admitido temor ante los empresarios del transporte, por la demostrada capacidad de estos para dañar gobiernos a través de la organización de desordenes violentos de todo tipo, incluida la quema de ciudadanos y de vehículos cuando ha sido necesario. El otro caso se explica con la máxima del pan y el circo.
Si en el país falta el pan porque falta el empleo, entonces, que no falte el circo. Eso lo saben los empresarios del deporte y lo sabe el gobierno, por eso la ración de Boa es en este país una institución más sólida que Baninter, cuando era Baninter.
Hasta aquí vamos mal. Pero el asunto se pone peor, cuando nos encontramos con la eficiencia recaudadora del Estado frente al empresario que con mucho esfuerzo y "un par" trata de sobrevivir económicamente. No hay descanso ni escapatoria. En recaudación somos ejemplo en el continente.
Pero no es justa tanta eficiencia recaudatoria sobre la clase media, fuente originaria del club de los pendejos, y al mismo tiempo tanta mano suelta para sectores varios porque falta el pan y no puede faltar el circo, o lo que es peor, porque unos sindicatos empresariales con sus malos juegos de violencia y extorsión, pueden dañar a un gobierno e impedir triunfos electorales. Joder, don Radha.
Aquí todo se justifica y explica menos la política de acoso y derribo contra los sectores de la amplia clase media que lleva en sus espaldas todo el peso del país y sus horrores. Ya es tiempo de decirlo y pensar en algo para hacer: Así no podemos, profesor, así no podemos.
Aquí, la ley no puede ser tan solo una vaina que, en manos de injustos, sirva a penas para joderle la existencia al hombre honrado y su familia.
Algo tenemos que hacer desde el club de los pendejos: Ser decente y honesto no puede salir tan caro, aunque este sea ya, !quién puede negarlo!, el tiempo gris de los ladrones. (pablomckinney.com)