¿Sabes por qué es importante la saliva?

No es sólo un truco de las abuelas para combatir las ‘patas de gallina’, es la mejor aliada para prevenir la caries y mantener la salud de la boca.
Pese a que la saliva es en extremo indispensable para mantener la salud bucodental, pocas veces nos detenemos a pensar en su importancia.
Esta es la razón por la que hoy decidimos contarte qué es lo que realmente hace en nuestro cuerpo.
Resulta que la saliva no sólo se encarga de ayudar en la digestión y procesamiento de los alimentos, también protege la superficie interna de la boca y los dientes gracias a su PH alcalino que neutraliza los ácidos producidos por la placa bacteriana.
Además, resguarda la superficie interna de la boca; sirve para diagnosticar la diabetes, el cáncer oral y en general las enfermedades periodontales; aporta a los dientes el calcio y fosfato necesarios para remineralizarlos; es un poderoso depósito de flúor; y diluye y elimina los azúcares presentes en la boca.
Cuando la cantidad de saliva disminuye o su composición se altera, se originan problemas como boca seca, caries y cálculos dentales.
Además se produce una enfermedad llamada xerostomía, que trae consigo problemas para hablar, comer e incluso para soportar la estructura de los dientes, por lo que puede desencadenar la pérdida de una o más piezas.
También es común que las personas que padecen este trastorno manifiesten dolor e irritación en la mucosa y que sientan que su lengua está continuamente irritada como cuando se quema con un alimento muy caliente.
Si por el contrario, la saliva es demasiado abundante, es frecuente que se produzcan lesiones erosivas en los labios o la piel de la cara que los bordea.
A esto se suma la desagradable sensación que deben soportar quienes permanentemente sienten su boca llena de ‘agua’ y al hablar, comer o dormir pierden control.
¿Qué puede producir estas alteraciones?Factores como el número de dientes sanos en la boca, la deshidratación, la edad, el sexo, la respiración vía oral o aspectos psicológicos como el estrés y la ansiedad pueden reducir el flujo de las glándulas salivares.
También es común que la producción de saliva varíe si se padecen enfermedades que destruyen progresivamente los dientes como la demencia.
Así mismo, algunos medicamentos producen efectos adversos sobre las glándulas por lo que es indispensable prestar atención a los efectos secundarios de los tratamientos médicos.
¿Cómo saber si se tiene una alteración?Lo primero es pedir un diagnóstico médico.
Generalmente, éste se logra a través de una examen con ultrasonido (procedimiento que utiliza ondas de sonido que traspasan a las glándulas para ver el tamaño y condición de las mismas), una resonancia magnética nuclear, una tomografía computarizada o una biopsia.
¿Existen tratamientos para el problema?La xerostomía puede ser tratada con estimulantes de la saliva o con sustitutivos de saliva artificiales que ‘irritan’ las glándulas para que reaccionen a los estímulos.
Para el exceso de saliva es indispensable determinar la causa pues este trastorno puede tener origen en problemas sicológicos, consumo excesivo de tabaco en incluso en los cambios hormonales propios del embarazo.
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