Viejo cementerio de Barahona, también es guarida de antisociales.


Por: Juan Francisco Matos

BARAHONA. Aparte de estar sumido en un total abandono, la mayor parte del área interior del viejo cementerio municipal está repleta de grandes malezas, y muchos nichos familiares que no tienen puertas y esperan por sus dueños, son utilizados como dormitorios por vagabundos, escondite y puntos de reunión por delincuentes y drogadictos.

Algunos familiares, con razón, acusan del abandono del Camposanto a las autoridades, los cuales forman parte del segmento poblacional que siempre piensa que todos los problemas de un pueblo, por muy pequeños que sean , deben ser resueltos, por los gobiernos centrales y alcaldes municipales de turno.

Contrario a esta posición, Víctor Anselmo Alcántara, munícipe que tiene familiares sepultados desde hace años en el referido cementerio, incluyendo a sus padres, es de opinión que si un grupo de personas de las que allí tienen parientes enterrados, se unen y escogen un domingo, "en menos de 7 horas limpian e higienizan el lugar donde descansan los difuntos".

"Pero lamentablemente aquí se dejan las coas por muy simples que sean para que las resuelvan a los gobiernos y al ayuntamiento", porque somos un pueblo acostumbrado a que se nos haga todo", comentó.

La primera persona sepultada este Cementerio construído en 1922, ubicado al final de la calle María Montez, próximo al viejo mercado público, fue un jovencito de unos años, el día primero de enero del mismo año, el cual solo fue identificado como Balén, desconociendose sus verdaderos nombre y apellido.

Como este jovencito fue el primero en ser enterrado en el referido Camposanto, se le considera como el "varón del Cementerio".

Los días 4 y 14 de enero de 1922, en el cementerio, fueron sepultados los restos de los señores Gregorio Vásquez y Santos Matos, quienes resultaron ser el segundo y tercer ciudadanos inhumados allí.
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