Carta a Danilo Medina por este 27 de Febrero
Raúl Pérez Peña (Bacho)
Fundaciontestimonio@gmail.com
Señor Presidente:
Al hablar mañana 27 de febrero como Presidente de la República, usted asume una triple responsabilidad, porque además de rendir cuentas, su alocución evocará la gloriosa gesta de los Trinitarios, sin pasar por alto el 50 aniversario de la llegada al poder de un Juan Bosch que ni mató ni robó. Por eso lo tumbaron.
En el golpe a Bosch anduvo el fantasma de la corrupción política, una tecla que no toca la cúpula de su partido, involucrada en denuncias de enriquecimiento al vapor.
Bajo la retrospectiva de medio siglo, me permito evocar al héroe y mártir, Alfredo Peralta Michel, uno de los 29 nodos de las escarpadas montañas de Quisqueya.
Alfredito emerge como un botón de muestra autorizando hablar a quienes reivindicamos con coherencia de 50 años al 1J4 histórico, contrario al PLD, que techa a la OTAN morada para servirse ella misma y jamás para servir al pueblo. La más reciente iniquidad de dicha corporación, no la primera ni la última, gira alrededor de Bahía de las Águilas.
Juan Bosch advirtió lo siguiente a quienes articularon esa monstruosidad. “La gente que aspira gobernar y ganar sueldos altos que se le paga con dinero del pueblo no puede llegar a puestos importantes. Los que hacen eso son unos irresponsables; pero además, unos vividores que engordan con la sangre de las mujeres y los hombres y los niños de este país, y merecen el repudio más enérgico de todos los dominicanos”. Consulte a cualquier abogado serio amigo suyo y le dirá que en el escándalo de la Bahía figura lo más parecido a la prevaricación. Su amigo le aconsejará aprovechar el 27 de Febrero para cancelar a los funcionarios que cacarearon que no se tocaría “ni una pulgada” de Bahía de las Águilas.
Por supuesto, si usted cancela a los funcionarios señalados por el pueblo como corruptos, se quedará con un minigobierno, bajo un estimado optimista.
Señor Presidente:
Al invocar el nombre de Alfredo Peralta Michel, lo hago porque es uno “de los muertos de mi felicidad”. Y porque la memoria de su sangre joven traduce la intención positiva de esta carta.
Me despido deseando que su discurso de mañana 27 ponga el punto que necesita la “i” del contrato con la Barrick.