Los daños sicológicos de los fenómenos naturales

Por: Marlenys Ferreras

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Los daños sicológicos de los fenómenos naturales

El daño que producen ciertos sucesos desfavorables como desastres naturales y otros eventos no solo dejan a la intemperie a las familias, también despojan de la tranquilidad y queda una huella emocional en aquellos que lo viven, principalmente a los niños.

La experiencia de ser desprendidos de sus hogares y sus pertenencias, por alguna razón u otra, perjudica la salud física y mental de quienes lo viven. Esa situación se refleja en la vulnerabilidad de la infancia.

Dificultad para dormir, incontinencia urinaria, falta de apetito, problemas de aprendizaje y mala conducta, son algunos de los traumas que provocan la aflicción, el miedo y la desesperanza en los pequeños tras la vivencia de una catástrofe.

Juliana Díaz junto a sus dos niñas de nueve y siete años vieron la desafortunada experiencia de tener literalmente el agua al cuello, cuando el rio Ozama inundó su casa del sector de La Barquita, por el paso de la tormenta Noel.

“Es realmente difícil estar en una situación así, ver como el agua lo cubre todo, comose pierden las cosas, que aunque son materiales, con mucho esfuerzo uno las consigue, pensar que mis hijas pudieron perder la vida en ese momento, eso es algo muy duro y aún más para mis niñas que tan chiquitas tuvieron que pasar por eso”.

La pérdida de sus moradas y de parte de sus pertenencias, causa ansiedad e inestabilidad entre los afectados, así es el caso de Junior Medina Cruz, un niño de nueve años, que luego de que un incendio volvió cenizas su vivienda, su vida cambió por completo.

Isaura Cruz, madre de la criatura, cuenta como el horroroso episodio ha perturbado la vida de su pequeño.

"El antes de lo sucedido era un niño muy dócil y pasivo, pero después adoptó un comportamiento diferente, está hiperactivo, ansioso, a veces hasta se orina en la cama, cosa que no hacía antes, me ha dicho que frecuentemente tiene pesadillas, en la escuela me han recomendado buscar ayuda sicológica", manifestó.

No solamente los niños sufren alteraciones en su salud posterior a estos problemas, también los adultos muestran quebrantos surgidos de un acontecimiento de esa clase. Infartos, alteración de los nervios y de la presión sanguínea son algunos.

“Vivir una experiencia de esa magnitud, es fuerte y traumatizante para los adultos y lo es aún más para un niño que son más vulnerables y tienen menos capacidad para enfrentar y entender situaciones de esa naturaleza”, explicó la psicóloga Manuela Gómez.

Gómez expresó también que las variaciones que suscitan esos incidentes en el ritmo de vida suelen ser severas, afectan la razón, el cuerpo y el entorno.
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